La Noche en Blanco Madrid 09 / The white night Madrid 09

"Solo para sordos"
"Solo for deaf"

El comisariado de Pedro Portellano fusiona tres proyectos experimentales en la Noche en Blanco de Madrid. La aportación de los tres proyectos estaba a cargo de Claudia Faci (artes escénicas), El Intruso (arte sonoro) y Carlos Llavata (arte de acción) y tuvo lugar desde las calles de Malasaña hasta el centro Conde Duque en Madrid. Una idea valiente, arriesgada y honesta en mi opinion por parte del comisariado. 
Claudia Faci sobre un escenario, con dos actores, El intruso por las calles de Malasaña y yo entre el escenario y la calle, era el acuerdo previo pactado, para solapar físicamente la presencia de los tres proyectos. De esa manera mientras Claudia empezaba sus monólogos sobre un escenario construido para tal evento yo me confundía entre el público con un clarinete que lo usaba a modo de escopeta, apuntando a los allí presentes, el clarinete, en su interior, llevaba cargas explosivas, que hice explotar sobre el escenario en uno de esos instantes que aproveché para hacer como si fuera a tocar el clarinete como un músico delante del micro, haciéndolo explotar en mil pedazos de manera sorprendente, acto seguido yo desaparecía entre el público, al rato, repetí, pero en esta ocasión utilicé una guitarra que en su interior se hallaban dispuestas las cargas explosivas, Claudia continuaba en escena, volví a subir al escenario, tomé una silla me senté con la guitarra en posición flamenca colocando el micro en la boca de la guitarra mirando al público, y la guitarra explotaba desintegrándose, y Claudia, seguía...En el centro del patio del Centro Conde Duque, un piano de pared iluminado en la noche esperaba, también con sus cargas explosivas, aguardaba en silencio, con el teclado bien visible. El intruso seguía por las calles, Claudia terminaba su actuación, me senté en el piano como hacen los pianistas, sereno y tranquilo dando vueltas con la banqueta giratoria, cerré la tapa del teclado, la aseguré con dos sargentos de carpintero, para que nada ni nadie lo hiciera sonar jamás, yo seguía sentado en silencio mirándolo y pasó el tiempo callado.

Despues recuerdo que Victor Bonet se abalanzó sobre mi para apagamarme las llamas, recuerdo que saludé como hace un pianista, recuerdo el abarrotado camerino con mis maletas manchadas de sangre y los jirones de mi traje, recuerdo el ensordecedor ruido de los coches y las sirenas, recuerdo la mirada de la doctora dentro de la unidad del Samur, preguntándome mi nombre camino del hospital.


Fotografía Tomoto